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Sacando Tacas en la Playa Grande

Sacando tacas , en la playa grande 1970.

Hermanas, amigas y compañeras de escuela se juntan  para  reaalizar el trabajo de extracción de maricos y algas en la playa  Grande de Tongoy.

Sacando tacas , en la playa grande 1970.

De izquierda  Filomena  Zepeda, las hermanas  Cayetana, Elva y Leonor Galleguillos, Nolvia Zepeda y  Juana Ines Halles         en la playa  Grande de Tongoy.

Juana Halles junto a sus hijas derecha Andre y Jenny Alvares Halles

Juana Inés Halles Taborga (58),  una mujer  tongoyina, trabajadora y de esfuerzo, nos cuenta la infancia que vivió. Recuerda:  

 

“Siempre los turistas nos sacaban fotos, y decían que nos la iban a enviar, pero nunca llegaban, nosotros como cabros chicos nos encantaba que nos sacaran, porque en Tongoy no existía la cámara fotográfica y nos colocábamos como anduviéramos para la foto, yo creo que se admiraban de ver tanto cabro chico metido en la mar trabajando. Un día una  señora que no recuerdo el nombre, como tantos otros, nos dijo que nos enviaría las fotos y  ¡sí nos las envió! Fue por correo y como acá en Tongoy  todos sabían cuando te llegaba carta, fue una novedad y que nos llegara a cada uno “con su nombre”, expectantes esperaban que las abriéramos: eran las fotografías que nos habían tomado y eran hartas y a todos. Estas fotografías para nosotros son el único registro que tenemos de cómo fue nuestra niñez, rodeada de amigos y del trabajo en la mar.

 

Estas fotografías también me hacen recordar de cómo después de asistir a clases nos íbamos a la playa Grande, a sacar tacas (almejas), algas o lo que hubiera en el momento. Éramos un grupo de treinta amigos, donde en el primer camping de Tongoy sacábamos las tacas, pero íbamos a diferentes partes de la playa. Las algas siempre las sacábamos en el principio de la playa y las machas ya más lejos. Utilizábamos “chamales”  (chalecos)  para meternos a la mar para que no nos diera frio porque estábamos como dos horas metidas para sacar las tacas y para las machas más…”

Esta tongoyina también recuerda con emoción que con lo que sacaba ayudaba en el sustento de la casa y podía comprarse lo que quería. “Yo decía ‘ya mamá voy a sacar champa’ y me iba a la playa con mis amigos, hasta la noche. Ya después que no había clases me desaparecía todo el día. Era  libre, donde reíamos, cantábamos, la pasábamos tan bien, que si volviera otra vez a ser niña lo volvería a vivir exactamente como recuerdo…”.

 

Juana Inés Halles muy contenta relata que “mi mejor amiga, la Nolvia Zepeda, era la costurera del grupo, ella nos hacia los vestidos o la ropa de moda. En época de verano llegaban los turistas con bikini lo cual nosotros no teníamos y con el dinero que reuníamos comprábamos “Brin” (género) y ella mirando las revistas nos confeccionaba la ropa. Eso sí, como era un solo tipo de genero que llegaba acá, todas andábamos igual”.

 

Así mismo, recuerda que una vecina del sector tenía televisor. “La señora Guillermina y que siempre dejaba un peso o dos, porque le pagamos para que nos dejara ver tele. Ese era nuestro cine, y en ese tiempo eran puras películas de cowboy y mexicanas, pero nos matábamos de la risa…”

 

También recuerda una travesura de infancia: “Un día hicimos una rifa y el premio era una torta, pero era hecha de barro, pero adornada con betún. Una vecina se la ganó,  se la fuimos a dejar y todo, y ella todavía cuando nos ve dice ‘estas cabras de porquería tan traviesas’…”

 

“Para mí no era vergüenza salir a trabajar, porque eso fue lo que hice. Fui feliz. Aparte mi mamita Juana Taborga, privilegió siempre la familia, de mantenernos unidos. Aunque no tuviéramos nada, estábamos todos juntos”.

 

“Éramos muy pobres, pero teníamos libertad. Éramos niños.

 

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